Bajo la parra.
No me persigan
necesito horas quietas
suelten la cuerda
y déjenme en mi ovillo.
En el patio con baldosas de elástico y rayuela
mientras caían las uvas chinches
corríamos en carcajadas lilas
hasta que la abuela nos llamó a los dos
para juntar aquellos racimos.
Después
la magia con cuchara de madera en el dulce
así como en este instante revuelvo mis días
con el mismo sabor pegajoso y tibio.
No me persigan
necesito horas quietas
suelten la cuerda
y déjenme en mi ovillo
que ya no somos
dos para jugar.
© Alicia Corrado Mélin
Qué hermoso poema, fui a la casa de mi abuela, con él. La melancolía del cierre duele.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Que hermosura!! Estuve ahí bajo la parra sintiendo cada carcajada y viendo caer las uvas en cámara lenta
ResponderEliminarGracias !!
Abrazo graaande
Muy bonito Aly ! La cuchara de madera era un premio para usar de chupetín. Carlos
ResponderEliminarPara mí era casi igual pero, con la higuera
ResponderEliminarHermoso Aly!!! Abrazo
ResponderEliminarEste poema me trajo recuerdos, casi siento el olor a uvas y el sabor del dulce, buen manejo de las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
El recuerdo, la melancolía, las horas ya no recuperadas, todo bajo esa parra perenne y eterna. Bellísimo poema Aly, felicitaciones. Vilma sastre
ResponderEliminar