lee
no entiendo qué le pasa al texto
cuando sus ojos celestes se deslizan como una tiza de luz
antes ha apoyado su vista en la ventana, cuya cortina se ha
corrido
para que el sol entre sin retiscencias
habría árboles y pájaros
música en el aire
oro de la tarde de invierno
una última hoja de la acacia que un fanático intentó mutilar
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y no sé cómo escucho al mar contra el acantilado
la montaña se abre sobre el pueblo entero
llueve y tras de una colina está radiante la Bahía de
Guanabara nocturna
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y ahora sus ojos miran asombrados mi mirada detenida
sonrío y evito las palabras:
nada detenga su disparo de luz al mundo
© Carlos Alberto Roldán
Bella poeticidad, profunda y etérea.
ResponderEliminarGraciela Licciardi
Me atrapó desde el comienzo al final la belleza de este poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Gracias por perdonar mi falta de ortografía. La tengo con esa palabreja y siempre la reitero así.
ResponderEliminarBello como ese disparo de luz Gracias Abrazos
ResponderEliminarNo te lo creo, pero si puedo darte un abrazo por tanta generosidad en tu juicio.
ResponderEliminarcarlos