Mientras el
río fluye
Mientras el
río fluye y el barco en él y yo con él
hacia la
mar de la que habló Manrique
mientras la
luz del atardecer peina el río Mamoré
como una
hermana mayor a un hermanito
mientras
las últimas garzas surcan el horizonte
perdón,
señores,
me es
imposible encontrar el sosiego pues
pienso en
los borrones de Dios, en sus pequeñas erratas,
en los dos
niños corriendo en la calle que vi la otra noche y que jugaban
con
cuchillos y con la misma naturalidad
que
tendrían tus hijos en casa al hacerlo con sables de jedi,
ya que los
cuchillos son su fantasía, la calle es su casa y ella será,
más pronto
que tarde, su tumba;
en el
taxista al que estrangularon para robarle el equivalente de tres dólares
y un
teléfono móvil al que durante horas, inútilmente, le llamaron sus padres
y la novia,
madre de los diez hijos que no tendrán, ya imposibles;
en la
muchacha a la que quemaron las manos y arrancaron las uñas y solo piensa en la
muerte
en la mujer
que abre el sexo por un puñado de pastillas que se la irán tragando
en el
anciano que se arrojó al vacío para no ser desalojado de su piso
pienso
en los que
en este momento infligen dolor
en quienes
lo reciben
en el dolor
en el río
de Manrique
en los
borrones de Dios
y en Dios
su autor
y autor de
los meandros de este río
© Gabriel
Chávez Casazola
Cuánto dolor contenido en un verso. Cuánto. Gracias. María Ángeles Pérez López
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