La
otra ventana
La ventana era otra por entonces
las ramas eran altas
tan altísimas
y jamás se inclinaban
a mi lado había un dios
no es que fuera pequeño
el dios de entonces
ni que abarcara poco
pero se dedicaba
enteramente a mí
alma incipiente
el aire coloquial de un dios infante
lo atravesaba todo
epifanía
luz de alba
espuma de los días
nacía por entonces
la primera mañana.
© Raquel Jaduszliwer
EXCELENTE!!!!1 COMO SIEMPRE
ResponderEliminarABRAZO
MARIA DEL MAR
¡¡¡Raquel!!!
ResponderEliminarTe abrazo
agnès,,,
ResponderEliminarTodos tuvimos alguna vez un dios así de chiquitito que sólo se ocupaba de nosotros. Después, crecimos.
Maravilloso poema, Raquel.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Precioso decir de "aquel dios", de "aquella", de lo que nos dejó...Un abrazo, inés.
ResponderEliminarRaquel, qué maravillosa tu ventana a esa ternura!
ResponderEliminargracias
claudia
qué forma tan personal y creativa de transformar la mirada, las dimensiones, los fenómenos, una maga.
ResponderEliminarabrazos poeta
cLelia
¡Qué hermoso texto! Es fresco y profundo. Me encantó. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarRaquel, muy hermoso y necesario de releer. El dios que te complacía, la primera mañana del mundo o de tu vida y empezaron las separaciones (sombra, luz,agua, tierra, hija, madre), el dios tierno empezó a crecer. Luego, el triste no compartir como falta aberrante. Raquel, las añoranzas y las felicidades son detenidas por tu GRAN POESÍA. Isabel Llorca Bosco
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