LABERINTO
Sólo lo fugitivo permanece y dura.
Julio Castellanos
Laberinto en el tiempo la palabra.
Y ella cae al abismo y no tiene miedo
y se deja mecer.
Olfatea el perfume de su piel desnuda.
Sabe que es él, aunque no mire
aunque cierre los ojos.
Sabe del dulce tacto sobre el cuerpo
y de las letras
que entrelazan sus nombres.
Anagrama de fuego.
Estupendo final, pero el epígrafe es de Quevedo a la ciudad de Roma. "Sólo el Tibre quedó cuya corriente/ si ciudad la regó ya sepoltura la llora en su postrero son doliente./oh Roma, en tu grandeza, en tu hermosura / huyó lo que era firme y solamente / lo fugitivo permanece y dura". Te lo mando como lo escribió él en el siglo XVII. Un beso tengo debilidad por Quevedo, poeta del fuego y del agua. Y también de los anagramas y juegos de palabras. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarMe gustó ese dédalo.
ResponderEliminarExpuestos los sentidos como laberinto de sentimientos.
ResponderEliminarme gustó mucho.
Saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Hermosa forma de decir, sugiriendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Betty
Me gustó mucho tu poema. Vi a esa chica caer. Buenas imágenes poéticas que logras con tus palabras. Gracias!!!
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ResponderEliminarPoema contundente en todo su desarrollo. Siempre me encanta lo que escribís, Leonor.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Estimada Leonor,
ResponderEliminarbello, como todo lo que escribes, otra joyita.
Un beso.
Juany Rojas