COMUNION
Busco a ese niño que todos los días
juntaba insectos para poner en la telaraña
que
había en el revoque de la pared
y luego
con paciencia y sadismo
miraba como la araña hacía su trabajo.
© Carlos Carbone
Brillante!
ResponderEliminarAyyyy, Carlos!
ResponderEliminarYo alguna vez también observé cómo atrapaban a sus presas y las envolvían. No llegué a cazarlos. En fin, un hermoso recuerdo de infancia, cariños!!! Marta R Brignolo
Ayyyy, Carlos!
ResponderEliminarYo alguna vez también observé cómo atrapaban a sus presas y las envolvían. No llegué a cazarlos. En fin, un hermoso recuerdo de infancia, cariños!!! Marta R Brignolo
Terrible perversidad infantil retratada tan bellamente.
ResponderEliminarBesosss
me encantó el abordaje del tema. tan niño ese niño- susana zazzetti.
ResponderEliminarMuy buen poema. Esa madad/experimentación en la niñez, tan común a todos.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Me gusta el verso con síntesis y aquí el poder de de autobservación y la observación del mundo, formando parte de él. Breve, conciso, completo, contundente. Muy buen poema Carlos. cLé.
ResponderEliminarCarlitos alias Jaimito muy bueno Carlos !!!
ResponderEliminarla edad de la crueldad!
ResponderEliminara algunos no se les pasa.
gracias Carlos!
un abrazo
Reencuentro singular con el paraíso perdido de la infancia presentado como paradoja.
ResponderEliminarRaquel jaduszliwer
Extraordinario,
ResponderEliminarSilvia Loustau
ResponderEliminarTodos, de niños, fuimos perversos.
Buenísimo poema.
Abrazo,
Alicia Márquez
En sotto voce tu Niño Interno susurra el poema, fuerte por cierto
ResponderEliminarMichou Pourtalé
Como siempre Carlos, tus poemas me envuelven en esa telaraña de palabras y de hechos cotidianos con un trasfondo universal. Felicitaciones.
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