Dicen que mi abuela Carmen cortaba en cuatro una papa
brotada
la plantaba y cosechaba como cinco bolsas de papas.
Los vecinos le agradecían, porque además,
mi abuela Carmen era generosa.
Me la imagino, con su rodete y su vestido
blanco y negro, en el medio de la huerta
haciendo magia mientras recordaba su país lejano
y pronunciaba seguramente algún rezo, algún conjuro
mirando más allá,
los pies en la tierra, las manos tenaces,
la sonrisa escasa.
Cortaba una papa brotada y cosechaba cinco bolsas.
No heredé sus habilidades.
Aunque me esfuerce,
planto esperanzas y no cosecho certezas.
No tengo dedos verdes.
Hay que insistir, me dice
la sombra de mi abuela Carmen.
Hay que insistir.
© Alicia Márquez
ALICIA, BELLÍSIMO RECUERDO, LLEGA AL ALMA. SUSANA ZAZZETTI.
ResponderEliminar¿Qué decir de nuestro ras1 al elas? Ellas con sus manos eran la hacedoras de nuestros milagros cotidianos. Que Dios las bendiga por eso y por todo su maraviloso ejemplo de vida. Muy bello poema, besos Alicora.
ResponderEliminarNos queda la hermosa papa brotada en la memoria y la abuela Carmen. Abrazo
ResponderEliminarPERO TE QUEDA ESE ORGULLO SANO EN EL CORAZÓN Y LA ADMIRACIÓN POR LA ABUELA ELLOS CONOCÍAN Y RESPETABAN LA TIERRA NOSOTROS LA DESTRUIMOS HERMOSO ALI UN ABRAZO
ResponderEliminarHermoso poema. Me permito disentir en eso de tus habilidades: no sembrarás papas pero sembrás y cosechás poesía por todos lados! Abrazote.
ResponderEliminarAly, q hermosa manera de de evocar a una abuela con sus enseñanzas, tan poética, tan sentida.
ResponderEliminarAbrazo.
Aly Corrado Mélin
¡Hermoso! planto rsperanzas. Abrazo, Carlos
ResponderEliminarpero si!! poesía!!
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