Poema de María Julia Druille
Inconciente
entre pulsiones
una columna de arañas migra
de un lado al otro de la ruta
yo acelero las aplasto
se oye el crick crack
seco de las ruedas
contra sus pequeños cuerpos de arácnidos
naturaleza y yo en fricción
por la mañana me despierto
en la cima de una loma
verde hasta el hartazgo
y me dejo caer caer
y me dejo rodar
aún cuando el mareo
distorsiona la caída
y arrastra rosetitas, cardos
que me pinchan los brazos y las piernas
pero no puedo parar
una caída interminable
de la pendiente que termina
en el borde pedregoso
y es caer caer caer
el río no es profundo
pero unos peces chupasangre
adorables palometas
me hacen huequitos en las piernas
que se adornan
con hilitos de sangre fresca
como pequeños arroyitos rojos
y entonces un bote me aleja del lugar
por suerte porque
se viene una tormenta
cuando me bajo hay un caballo
está ensillado y me espera
manso bajo la lluvia
lo conduzco a un refugio
pero desboca, pierde el freno
y se le antoja galopar
derechito al monte bajo
chañar o piquillín
ramoso, puntiagudo
me desgarra y se me clavan las astillas
dejan surcos
parpadeo
y el caballo se va solo
pura naturaleza
sin jinete
al galope
por la pradera
© María Julia Druille
3 comentarios:
Desgarrador, muy buen poema, culpas y castigos en vértigo. Abrazo!!
Muy bien reflejada la lógica onírica, con un remate a todo desborde, sin barreras. Qué bueno. Un besito. Adriana Maggio (Dirbi)
Gracias por los comentarios. Abrazo.
Maju
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