Cada tarde observo
su peregrinar y siento en su marcha
cómo el sol acaricia
cada grano de arena, cada roca del muelle
con la atención de un padre contrariado
que ha permanecido
demasiado tiempo fuera de casa
y la luz ilumina el polvo
que flota y se esparce
y el traje también recibe la caricia,
la demorada bendición de la tarde.
© Patricio Foglia
Muy buen poema! Amalia M.Abaria
ResponderEliminarbello!
ResponderEliminarCuántas imágenes! Bello poema.
ResponderEliminarMuy bello! El atardecer fulmina la tarde y nos fulmina y este poema remarca su bendición !
ResponderEliminarUn abrazo!!
Hermoso, tiene paz y hondura
ResponderEliminarUn abrazo
Betty