Las Prostitutas de Wilde
El animal que habita en tu médula
no es sólo un animal de pura estirpe.
Lame, siempre lame con su lengua
de gran sultán los márgenes borrascosos
de la sangre.
Ah, la historia, esa bestia de mil ojos
que condena nuestros sueños.
No es la ilusión de lo real
ni la metamorfosis de Kafka
la sed verdadera que nos sostiene.
Somos nosotros, la sombra salvaje
que merodea entre la edad de oro
de los antiguos, y la solemne
posmodernidad de la informática.
Viejos crápulas! Ellos cruzan
el charco de los siglos
con la aparente liviandad
del peso pluma que degüella a otro
en cualquier barrio latino.
El animal que habita en tu médula
cojea con sus patas de sapo adulterado.
Come, siempre come con su boca nauseabunda
la piel hinchada de los gatos mormones.
Sí, los eternos asesinos copulan
a cada hora y en diferentes días
mientras las prostitutas de Wilde aguardan
la llegada del agua, el mesías no esperado
porque nadie espera ni quiere esperar
a quien le escupe la verdad en pleno rostro.
© Luis Raúl Calvo
Tremendo, Carlos. mientras las protitutas de Wilde / aguardan!!!
ResponderEliminarBesosss
una leve ironía, varias certezas y un conjunto de imágenes diversas dan una brutal belleza a cada verso. susana zazzetti.
ResponderEliminarLuis un poema que denota una cruel realidad y que has plasmado con tanta sabiduría y esa furia que nos representa en esta sociedad infame
ResponderEliminarGraciela Licciardi
maravilloso!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Gustavo por tu habitual generosidad y a las amigas por sus comentarios,cariños a tod@s!
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