Siempre hay un poco de dolor que queda.
Un instante filoso que recuerda
la carne perentoria, las miserias,
el oscuro miedillo de la muerte, la callada.
Sólo aguardar que pase y se deslice
Como agua que sueña una cascada.
Sostener aún la ternura de lo humano,
el tibio olor de la materia corruptible
pero con un corazón que intuye otra manera,
otra respiración completamente afuera.
(Alguna vez nos darán vuelta como a un guante.)
La estrella, el roble y yo seremos pura savia
que vuela a la velocidad secreta de la lampara.
© Graciela Perosio
Muy lindo texto. Me encantó el remate. Gracias. Un beso. Adriana Maggio (Dirbi)
ResponderEliminarsi, hay dolor y hay una estrella que salva. me encanta la savia, la dureza del roble, tu esperanza. susana zazzetti.
ResponderEliminarSiempre.
ResponderEliminarComo agua que sueña..... hermosa definición Maria luisa marquez
ResponderEliminarEsta hermosa elejía del dolor, es un homenaje a los que amamos la poesía.
ResponderEliminarHermosa prosa poética, con bellas imágenes y sinestesia.
ResponderEliminarGraciela Licciardi
Si que los hay; gracias por recordarlo! Salud
ResponderEliminarQué enriquecimiento leerte Graciela!
ResponderEliminarSiempre tu poesía me deja un sabor profundo y muy bello...
El final de este poema es maravilloso
Gracias por compartirlo!
Un abrazo grande
Montse Bertran
cadencia hipnótica en el decir, su armonía logra la magia de aludir-eludir a la vez el borde doloroso de la existencia. Poética de elaboración de lo irremediable. Gracias Graciela.
ResponderEliminarRaquel Jaduszliwer