Relojes
Tictacquea la vida
sobre el mueble.
Será porque me preceden
horas sin aliento ni descanso
y me siguen días
con llegadas y partidas
que me sucedo en adioses
pregunto.
Dónde estoy
adónde voy
qué probará mañana
que estuve aquí y ahora
qué
pregunto.
Nada permanece como
memoria de mi presencia
digo.
El amor tiene memoria
dice.
Se hace tarde
date prisa
dice
ahora mismo
no te retrases
dice.
¡Oh! implacable urgencia
de plazos repentinos:
me agota
digo.
Cruje la extenuada
vértebra del tiempo.
Manecillas añoradas
espían cada silencio
y se abandonan en
la curiosidad de la hora
que acaba de nacer.
Hay un poco de adiós
en cada hora
dice.
Veinticuatro veces mía
no llore mi niña
dice
se hace tarde
hay que irse
dice.
Irse
sólo irse
siempre irse
prolongación del irse
imperturbable
digo.
Igual al mismo afán
de haber llegado mi niña
dice.
Y atrasa una lágrima.
© Sandra Gudiño
Me encanto tu poema, es profundo y bello,
ResponderEliminarSilvia Loustau
TODO SUCEDE Y SE ELEVA, TE ENVÍO UN ABRAZO MARIA LUISA MARQUEZ
ResponderEliminarMerci du coeur! Un abrazo enorme!
ResponderEliminarMe encantó! ¡Felicitaciones!!!
ResponderEliminar"Hay un poco de adiós en cada hora", la precisión de la palabra.
ResponderEliminarBesos Sandra querida.
Tana Pasquini-
Muy bueno!!
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