[El
pájaro]
El
pájaro que viaja bajo el cielo
y viene
a golpearse contra el coche
como
quien cae rendido y se levanta,
arrastra
sus cartílagos, su sombra,
su
corazón caliente y separado
en
cuatro habitaciones para el aire.
En
ellas se resguardan los alisios
y el
frío desconsuelo del invierno
cuando
la sangre mueve lentamente
su río
enrojecido, su caudal,
su modo
de morir y levantarse
para
picotear migas de sol.
El
pájaro que viene contra el coche
es uno
e indiviso, inconfundible,
y si
distingue el eco de la especie
y atina
a acompasar su corazón,
en el
golpe está solo y yo con él,
seguidos
por los dogos de la sombra.
Por
eso, y aunque apura con violencia
la gota
venenosa de la prisa,
su
cuerpo diminuto y trashumante
no
puede separarse de su sombra,
esa
zona de umbría y de frontera
con que
el sol nos recuerda el parentesco
insoportable,
estrecho de la muerte.
La
sombra lo acompaña, me acompaña,
le
otorga la tiniebla, desazón
con que
encender el día y sus volutas,
la masa
medular y oscurecida
en que
el tiempo nos brinda sus oficios
y
escribe la desdicha a contraluz.
© María
Ángeles Pérez López
este tema toca mi corazón. esa " desdicha a contraluz" me acompaña, como un niño en su indefensión. bellísimo en su tristeza. susana zazzetti,
ResponderEliminar- El sol nos recuerda el parentesco - Tanta ternura en el decir. Aunque la tristeza en primera fila.
ResponderEliminarUn poema profundo, de raigambre y sentimientos íntimos
ResponderEliminarGraciela Licciardi