hay pequeñas azucenas en el patio
y como
un collar de arena
donde
termina el bosque,
pero dónde termina el bosque
¿en la garganta?
Llamamos a Celia, a Silvia,
a Clara...
ayer
fui
hacia tu casa, vi tus lacas, escuché
el latido de tu corazón
yendo iba
descalza yendo iba
pies
de arenal cruzando
desvaídos lilas
iba
íbamos las dos
Si el tren pasa, si la vida pasa...
(¿no ha pasado ya?)
es porque el río lleva hacia
tu casa.
Los camalotes van hacia el olvido
por encima del silencio van
señalan
nuestros pasos,
mi paso
igual al tuyo.
Van.
© María Teresa Andruetto
bellísimo!!! gracias por compartirlo. feliz navidad. francisco
ResponderEliminarVan ...y vamos ...hermosas imágenes, gracias.
ResponderEliminarHermoso. Me encantó además de las palabras: la estructura. Bello. Griselda Rulfo
ResponderEliminarQué belleza este poema, es tan hermoso, conmovedor.
ResponderEliminarClelia Bercovich
Muy bello poema, María Teresa, pleno de sugerencias que desafían al lector. Gracias por compartir.
ResponderEliminarMuy bello, Marite, abrazo!
ResponderEliminarun poema sobre la ausencia-presencia que quedan en la garganta y el corazón?
ResponderEliminarBello,musical, se desprende como un embrujo
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