Poema de Pablo Del Corro
CORDELES ENCERADOS
A dos por par había
en mi casa
más de veinte zapatos
siempre
y a pocas cuadras
un taller, un banquito y un tarro con fana
Un hombre enfermo el zapatero
enseñaba
el arte de coser y la paciencia
al niño que seguía las agujas en silencio
Era el asma
no el pegamento
lo que nos cerraba el pecho
Una a una son recuerdo
las puntadas y la tos
Las manos que al final
suturaban con dos vueltas
las salidas al dolor
Una doble hilera
de cordeles encerados
Ajusto el nudo
alguien tose en un extremo de la casa
Hay cosas que un niño nunca olvida
Cierro el pecho y aguanto
Aguanto.
© Pablo Del Corro
12 comentarios:
Fui con la memoria al taller de mi abuelo zapatero, no se olvida.
Abrazo
Elisabet
Fantástico. Las palabras llegan al corazón. Griselda Rulfo
veo esa imagen. poeta.
susana zazzetti
Escritura perfecta y dolorida que produce múltiples sensaciones y una emoción muy honda. Un abrazo Isabel LLorca Bosco
Al leerte, se me cerró el pecho a mí también, pasajera dolorida de tantas noches insomnes en mi infancia. Este poema, además, tiene olor a cera. Bellísimo.
Abrazo,
Alicia Márquez
Excelente texto. Emociona, hiere, estremece, eleva a jerarquía estética el dolor que no se olvida. Un abrazo. Adriana Maggio
Sentido el poema, Me recordó los tiempos donde los zapateros eran admirados,
Abrazos. Diana Rios
"alguien tose al fondo de la casa". Todo está siendo aquí y ahora poeta. El fueguito del recuerdo que nunca se apaga llegó hasta aquí. Ud. lo cuidó y lo dijo muy bien.
Muy profundo Pablo.
Muy.
Cariños
tan vital el poema, todos los sentidos se pliegan a tus palabras, se dejan llevar hasta ese taller, duelen las agujas, el pegamento, la tos. Uno ajusta los cordones del pecho donde el niño aguanta. Eso hace tu poesía.
No cualquiera llega así.
Abrazo
claudia tejeda
Tiene, sí, como a los compañeros que me precedieron, Pablo, su poema, llegada en mí.
Rolando
*
Bellísimo poema Pablo. Abrazo.
Tana Pasquini
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