CRECIENTE
Barro vetusto
sangre de la tierra
con color a chocolate
que arrastra el aluvión
fuera del estuario.
Traslada el camalotar
con culebras y alimañas
Abren sus entrañas
esas raras plantas acuáticas
tratando de respirar
en ese
ambiente pestilente,
para renovar su aire,
antes de que la tierra
exhale su última sonrisa.
© Mauricio Moday
Los que hemos visto las crecientes hallamos en tu poema imágenes imborrables.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Dura y latente realidad que espanta. Gran poema.
ResponderEliminarMuchas gracias por recordarlos
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