Lección de piano
Brilla el asfalto
como un vestido de seda
bajo las luces de
un teatro. Otra vez marzo
en la avenida que
lleva a la maestra de piano.
La llovizna
humedece los silos, la alameda,
la resaca de la
noche en el billar. Alguien
seca al sol las
fachadas de laja en las casas
del centro.
Levantan puntos de media
las chicas de Los
Vascos y el verano
peina el pelo en
colas de caballo. Cuando
sea grande, seré
concertista, dice a todos
la niña que va a
piano. Serás profesora,
dice la madre a
la vuelta de los años. Piensa
en eso la niña
mientras muerde la madera
del piano. Va su
pensamiento lejos del pueblo,
más allá de la
maestra y del verano
© María Teresa
Andruetto
Me inundó el recuerdo, el tiempo de sueños, de caminos para andar.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
ResponderEliminarLindo poema, Ma. Teresa, una caricia que se agradece. María Lyda Canoso.
maravilloso!!! gracias por compartirlo, en nuestro caso la maestra de piano venía a casa, aún así la evocó! francisco
ResponderEliminarMe gustó mucho. Está lleno de nostalgia de tiempos niños, en que pensábamos el futuro con un poquito de temblor en el estómago. Un beso grande. Adriana Maggio
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