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23/8/16

Poema de Walter Mondragón

  

PROPIA COSMOGONÍA
                                      “arrullando hasta el atardecer”
                                        Romain Bally-Kenguet Sokpe

Nunca quise ser nada
No se elige un destino.
Después de darlo casi todo de mí
Me sigo teniendo casi todo… es paradójico!
No me quejo de mis años
                                  (ni sus achaques)
Me los tengo merecidos,
No en vano se vive.
Siento la luz del despertar
Cuando vuelvo del mar de los sueños
Y canto y me asombro y me regocijo
De ostentar todavía este privilegio
                                (único e inexcrutable)
¡Giro con el cosmos!
Cada ser cada piedra somos parte
De este instante cierto en lo eterno…
Lo cual creo ya mucha generosidad de Dios
                                          (o la Naturaleza)
Amo y he amado sin esperar serlo
Y me aman y han amado porque sí…
Por estar vivo y haciendo el camino
                                          (eso entiendo)
Por seguir habitando el palacio
De puertas abiertas de los días
                                           ( y las noches)
Recibiendo sus huéspedes entre crisantemos.
Sin competir con otros ni llamar su atención;
Mis únicos rivales son el sol y mi sombra
                                          (… y ni se enteran!)
Tal vez si hubiera atesorado oro
                                        (o sangre)
O coleccionado mujeres como mariposas
Tendría de qué lamentarme o arrepentirme:
No se pierde aquello que no se tiene ni se busca.
No me duelo ni renuncio de ser
Y haber sido la cosa cambiante que soy
                  -sin apegos mayores ni promesas-
Gratuitamente, al arrullo de las horas…
No sé cómo podría haber sido en otra forma.

Nací desnudo y me iré desnudo.


© Walter Mondragón

3 comentarios:

  1. gracias por esta lección de vida, Maestro. susana zazzetti.

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  2. Grande
    Maestro un abrazo. Vic

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  3. Celebro tu poema. Y todas las razones que le dieron vida.-
    Un abrazo

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