Al
acecho en la sombra jugosa de la selva
el león
el leopardo
la serpiente
contemplan la milagrosa aparición:
reclinada negligentemente en su diván
impúdica y soñadora
dríade
de las nieves floreciendo en el trópico
amante
de la matanza y los grandes carnívoros
la Yadwiga de ojos claros
la novia de Rousseau.
Todo calla
pero nítidamente se oyen las gotas de sangre
cayendo una a una de las grandes mordeduras.
© Paulina
Juszko
Letras que transportan a un viaje sin regreso.
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ResponderEliminarrecrea el mito de madremonte bellamente, me gusta su ambientación es fascinante
W.M.