Espera
Acechábamos incrédulas
una señal un atisbo
en la noche serena.
Helaba.
Yo seguía la cinta de luz
en la cadena de automóviles
ella moderaba el sesgo desbocado
en las piruetas del cachorro
olfateaba como yo
oteaba el aire intenso
se cargaba de partos.
Yo tildaba las ramas
rapadas dos o tres hojitas
tardías
como pelos fatuos.
Auscultaba
por encima del árbol
y más alto aún
fuera del entorno deshilado
de las luces de neón
y un cierto resplandor nevaba
añicos copos
cristalizaron mi cuerpo.
Aterida,
palpó en la piedra
la paloma el tibio simulacro,
nidos de ceniza tocaron tierra.
No quedan dudas:
el invierno coagula entre nosotros.
© Marta Ortiz
Hermosísimo Marta querida,
ResponderEliminarbesos
Hola Marta, no sé si mandé antes. Hermoso este poema. Besos.
ResponderEliminarUn invierno que coagula.
ResponderEliminarun cariño
bello pero un inal que aplaudo. susana zazzetti.
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ResponderEliminarbuen poema trasfiere el frío. También la ilustración es un acierto.
W.M.
bellísimo Marta!!
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