MATINAL
Bosco poblaba los poemas de gente fallecida
y yo doy vueltas por un claustro desierto.
¿Por qué del lado prohibido?
Es de monjes y al
pasar
se clausuran las puertas de las celdas.
También mi corazón está cerrado, pero mi alma, no.
Ella espera la vida feliz casi enteramente otra,
sin nada impuesto, sin juramentos,
sin tributos con los que se nos va,
sin culpa de abandonar por un instante
el sendero soñado por “mis mayores”.
Mil caminos estrechos conducen al bien,
según la atracción de cada uno.
No cumplir me aterroriza de tal modo, que no cumplo.
Oscuro el cielo, despertará a fuerza de campanas
que tocan a maitines. Y adivino bien lejos la procesión
de los monjes entre el humo del incienso y la bruma
que van al coro enrejado para cantar las Horas.
Ojalá me convirtiera en voz.
© Isabel Llorca Bosco
Imagen enviada por la autora del poema
Hondo poema ISA, me gustó mucho. Un beso, Dolores Pombo
ResponderEliminarsin duda, isa, lo lograste. esa voz que se hunde en el pecho y surge como uncoro, libre,altisonante, nos inunda. susana zazzetti.
ResponderEliminara medida que avanza, crece, en vigor, en claridad, antes vagabundea, después todos los instrumentos suenan al unísono.
ResponderEliminarClelia
Me gustó mucho el remate, y tu voz resuena clara a lo largo del poema
ResponderEliminarteresa gerez
Bello poema,que va creciendo en intensidad. Me gustó ! abrazos. Rosa Lía
ResponderEliminarIsabel. Muy bueno tu poema! Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores que he leído. Se siente el ritmo in crescendo de cuanto has logrado decir desde tus entrañas y que no fue fácil . Se siente el mandato también, y un final excelente. Abrazo grande!. Cecilia Glanzmann
ResponderEliminarEsos mandatos ancestrales que nos señalan la senda y nos imponen un camino, y hacen de tus poemas esa "voz" que ya tienes.
ResponderEliminarAbrazo isa bel.(sigo aprendiendo de tu voz)
Anahí Duzevich Bezoz
ResponderEliminarMe recuerda aquella frase según la cual la exterioridad no dice nada del feliz, puesto la procesión va por dentro. Siento que este es un poema muy fuerte atravesado por la noción del imperativo categórico Kantiano y el poema mismo es un resultado de ese afán del deber cumplido, aunque la carencia interna persista. Además ¡Qué cierre! Muy Bien.
Walter Mondragón
Qué magnífica excusa para revisitar textos, sueños, rincones queridos. Gracias.
ResponderEliminarClaudio Simiz
un placer este poema!!! gracias, francisco
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