Atardecer de culto
Las cosas bellas también se lacran.
Cuando terminan pueden doler
como si algo se soltara. Pesar
como lo perdido.
Atardece. Un párpado a punto de cerrarse.
Un dios que no es mío
ofrece sus prodigios.
Artista solitario que golpea
justo a los vacilantes
guiña un ojo escondiendo un sol
y nada hay allí de culto. Todo
solo belleza que atardece.
© Carolina Zamudio
Siempre belleza que atardece. Bellisimo. Un abrazo. Graciela Barbero
ResponderEliminarBello poema, la imprecisión del momento.
ResponderEliminar