La abuela
dormía cubierta entre las gasas negras
de sus faldas;
las mías, de colores
prorrogaban entre las almohadas y los pañuelos que
cabalísticamente o por costumbre,
permanecían allí.
Pañuelos cerca de las manos
debajo de las almohadas
para que las urgencias del sueño
nos encontraran
provistas de armas
de tela batista, bordadas, empuntilladas.
Y nuestras espaldas
beligerantemente impasibles
se miraban
desde el territorio
propio y finito
de cada cama, cada
suspiro y un sino
bailoteando en las mosaicos encerados.
© Susana Rozas
Bello recuerdo de nuestros abuelos.
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
Susana, mientras te iba leyendo te imaginaba porque así sos, colorida, natural y sensitiva; pero leer lo de tu abuela me dio ternura y pensé qué lindo dúo esa abuela con su nieta.
ResponderEliminarTe mando un abrazo
Betty
Bello y muy tierno poema. Un canto a esa abuela. Antonio Pourrere
ResponderEliminarPlenas imágenes poéticas.Me gustó, saludos
ResponderEliminarAnahi D.Bezoz
Las abuelas y sus hábitos!! Esas diosas que desde donde se encuentren nos acunan. Colmó tu vida de costumbres que no olvidas aún hoy, que hicieron le des vida a esta poesía.
ResponderEliminarUn cariño
abrazos susana, hermoso poema. Mariana Vacs
ResponderEliminarBello poema !!!!
ResponderEliminarfloralevi
Hermoso poema Susana, nos lleva a la infancia, y nos traè al presente con nuestros nietos. Recuerdos y ahoras se conjugan de amor. Abrazo. Antonio Pourrere
ResponderEliminarabuelas de un tiempo de pañuelitos, de bordados, de espacio y ternura,dulces imagenes, gracias.
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