La camarera de Cuba
Unos ojos abiertos como pocos
agazapados detrás de una sonrisa
que desuela.
Exagerado esmero
para ocultar la pena.
Escribió con el último aliento
en el aire, palabras
que se quiebran, dijo
que su cuerpo crujía y le temblaba
y era difícil por las
tardes
sostener las bandejas.
Erguida, muerta de
risa,
como si nada,
cada mañana en la
mesa de los desayunos,
espera.
© Nora Cóliva
Impactó en mis sentimientos, es fuerte y tierno a la vez, me agradó leerte, Nora.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty