Siesta de verano
Me despierto y veo al
nieto
durmiendo a mi lado.
Sé que no debo perder tiempo.
Debo amarlo mucho
y hacerlo cuanto antes.
Me incrustaré en él.
Llegaré hasta su sangre,
me disolveré en sus
células,
su piel,
su respiración.
Haré una casa en la
tibia profundidad
de las zonas bajas
de su subconsciente.
Iré con él en él.
Pasaré por una rendija
que la muerte no
conoce.
Y seguiré viviendo
un trecho más.
© Jorge L. Carranza
Cuánto amor Jorge!! Dice que uno se enamora cuando es abuelo. Advierto que es así!! Me encantó tu sentir tan profundo y único!!
ResponderEliminarFelicitaciones!!
Un abrazo
Los nietos provocan la transformación hasta el infinito. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
"... Pasaré por una rendija / que la muerte no conoce... " Así se siente. Bello, gracias Jorge! CRISTINA DI LERNIA
ResponderEliminarSiempre que leo un poema tuyo me emociono, tus enlaces de palabras son magníficos porque dicen mucho en poco y desde la sencillez llega hondamente, un placer este poema.
ResponderEliminarUn abrazo, otro al nieto
Betty
ResponderEliminarBueno Jorge, ya sabés lo que me provocó este poema, el instante en que la barrera abrió el corazón de CASI SILENCIO.
Un abrazo amigo
Lily Chavez
es un himno a la vida, a a ternura! Un poema para hacerlo bandera y seguir un trecho más.
ResponderEliminarPrecioso!
un abrazo
claudia tejeda
Gracias poetas por sus palabras. Gracias Gustavo por unirnos ¡ Jorge
ResponderEliminarGracias a Jorge Carraza por su poesía sublime y simple al extremo y dice tanto Marta Comelli
ResponderEliminarQuedarse en la continuidad del amor. Maravilloso Jorge.
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