Poema de Javier A. Saleh
“Es que necesitamos una de sus manos
para no escribir
para no respirar por tanta lluvia
tanto silencio de fondo musical
tanto dignísimo abrieron”
El apellido de Homero7
(El Rubicón no se cruza de a dados)
Nadie se pregunta por qué escribo (escribo)
poniendo los
pies en el papel para no caerme
nada (escribo) justifica el poema
excepto morir en su poesía
natal.
Entonces, miro el cielo despejado
asomo la mano abierta al sol
y pienso convencido:
puede que no llueva
puede que los muertos
encuentren su lugar en el paisaje
y en esa butaca que falta
hasta la muerte esté dispuesta a morir
el arnés (escribo)
no se afloja solo
y la multitud supone siempre un desencuentro.
Algunos creen
que eligen el tipo de cáncer
que les toca
otros agradecen hasta las várices,
el limón en la alita de pollo,
los cementerios privados
el resultado a favor de su equipo de fútbol que otros
maldicen
con provisorio ateísmo.
Pero todos (escribo)
eligen el árbol “de cerca”
nadie quiere el bosque entero
en su plato de sopa.
Otros optaron
por esa mano ajena
jugando en el esfínter
por un tenedor y una cuchara
para cada desnutrido
optaron por la calvicie,
optaron entre comillas.
Escribo –digamos
a falta de un verbo más preciso-
que en este país tener dientes es un derecho
y que ir con la foto de un pobre
no basta para ser feliz.
Como escena final:
imagino a niños del colegio
queriendo convencer a la directora.
Mientras, la dama del gorro frigio
me mira con los ovarios en la mano
y enciende la banderita argentina
con un fósforo de industria nacional.
Y así como a los cantantes
se les termina la voz
a mí se me acaban los dedos
y la mano con que escribo
apoya el codo en la mesa
y vuelca el café
insiste
que no es nada personal
hasta los puntos negros de los dados
desaparecen
y el fotógrafo
no necesita explicación.
© Javier A. Saleh
Etiquetas: Javier Saleh
4 comentarios:
Buenísimo poema, Javier. Gracias!
Javier, pese a no conocerte, me interesó mucho tu poesía, despojada de florituras y coloquial, si se quiere, que no es así, sino es un propósito del yo poético de acercarse a quien lo lee desde una postura irrespetuosa, si se quiere, que no es así, digamos, (escribo) que los dados ruedan y la escritura se desnuda, (escribo) y se despoja hasta flashearse. Felicitaciones!!
Vilma Sastre
Poema tremendo Javier, me dejó sin aliento.
Pero alcanza para el abrazo demorado.
Emilce
Gracias Gus por traer a Javier, por tu inmenso y permanente trabajo.
Gran disertación sobre momentos, lo explícito y las acciones, magnifico poema.
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