TESTIGO Y PARTE
Mi sombra se niega
a obedecer mis pasos.
Tras los pies de otros
caminé el sendero acostumbrado
y mi sombra se aferraba a las matas del camino,
no quise ser isla
en un mundo que suelta las manos.
Y a pesar del incendio
seguí regando el fuego
con el rostro de los lunes.
Escribí a mi madre
y tiré la carta por el buzón de su lápida
le pregunté si los tapices que invento
son los suyos,
si en la sangre se anticipa el amor que no se olvida
el descaro de los cuervos
o el destino de ser santo.
Pasé por la puerta del gato doblando mi espalda
y fui libre
no tenía las llaves del averno ni del cielo
y no importó.
Ciega de la vida me dejo conducir
por el perro manso de mi infancia,
él conoce el camino de mis sueños;
hoy enjugo mis lágrimas
con el mismo pañuelo
con el que aquél lustra sus armas;
somos anverso y reverso
de un designio tácito.
© Noemí Correa Olivé
poemazo, noemí, y mi imaginación corre hacia tu propia voz y tono diciéndolo con tu fuerza habitual. una maravilla. susana zazzetti.
ResponderEliminar¡Gracias, poeta!! Abrazo grande!!!
ResponderEliminarMe encantó por completo!!!
ResponderEliminar" tiré la carta por el buzón de su lápida" tremendo giro de cachetada da en esa línea, es genial
Saludos !
Muchas gracias por tu comentario, Josefina, abrazo!!
Eliminartodo un universo en un poema. Gracias por rescatar lo que nos toca a todos...
ResponderEliminar¡Gracias, poeta, abrazo!!
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