con un poco de fe
llego a su casa esta mañana.
Por un momento la vida vuelve, y reímos
de nada
no te alejes, Misha, de la felicidad,
decía Chejov,
acéptala...
Acéptala...
una mujer cena sola
¿cómo era cuando todo estaba vivo?
después quedamos
en silencio
es el silencio de la casa
(es el olvido)
© María Teresa Andruetto
Hermoso Maria Teresa. No hace falta abundancia de palabras para decir lo bello.
ResponderEliminarHermoso tu poema
ResponderEliminarla felicidad se da con las pequeñas cosas
y se pierde ene se silencio
Gracias
Quien ya no está, las palabras y el poema que conmueve de manera natural, sin grandilocuencias.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Sobrio y nostálgico. La pregunta final es un filo en el corazón. Muy bueno. Adriana Maggio
ResponderEliminarEs el olvido, sí.
ResponderEliminarExcelente.
Abrazo
Elisabet
Bello poema. ¡Gracias!!
ResponderEliminarMe gusta tu poesía Tere, y aquí, este poema.
ResponderEliminarAbrazo
siento la dureza, la fuerza de la ausencia y el frío del silencio, a pesar de ello me parece bellísimo el poema!!! gracias por compartirlo, francisco
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