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Poema de Isabel Llorca Bosco




LENTÍSIMA CAÍDA

                          Tiene algo de otoño/su fina crueldad
                                                 Pedro Miguel Obligado

Cae, cae, cayendo va sin pausa
y sin fin, blanquecino por la bruma
en un constante deshacerse.
Mi casa, íntima y pulcra, la quiero abrigo
de esos tres hombres amados, que a veces
me rodean con el hilo de sus sahumerios.
Mas la niebla puede más,
humedeciendo cristales, almohadas, libros.
Una ventana cíclica me da el crudo amarillo de Van Gogh,
como un círculo de soles de locura.
Y a esa ventana me asomo a contemplar
las cosas orbitadas por los vientos esféricos,
el futuro que se precipita y me lleva
como el río de Unamuno, de Borges, de los físicos del hoy.
Es que así puedo pasar las estaciones
hasta la misteriosa terminal
en que todo lo soñado se coagula
y en la que no sé por qué, confío.

                                                                  

© Isabel Llorca Bosco

10 comentarios:

  1. Isabel puse una imagen parecida a la que me mandaste, la que me mandaste tenía sello de agua y no se puede usar por derechos registrados, abz Gus.

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  2. crea todo un paisaje concreto en forma y color la maestría con que describes dinámicamente. bellísimo. susana zazzetti.

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  3. Caigo lento hacia el poema pero la lectura es un trazo de Van Gogh. Reflexivo y movilizador. Felicitaciones Isabel - Dardo

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  4. Riquísimo caudal de lo vivido, avanza por sus cauces y precipita en la casa, lugar del habitar, emblema. Muchas gracias Isabel!!!
    Raquel Jaduszliwer

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  5. "como un círculo de soles y locura" bello gracias
    flora levi

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  6. Esa misteriosa terminal hacia donde todos vamos, después de la locura de vivir.
    Saludos
    Anahi Duzevich Bezoz

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  7. Bellisimo, Isabel! Como siempre, se hace placer leerte.
    Cariños
    Aly Corrado Mélin

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  8. Extraordinario poema Isabel, donde las imágenes hablan de una ventana que conduce al misterio, quizás en la Poesía. Un abrazo grande.Amalia M.Abaria

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  9. Querida Isabel:
    Este poema de tono hondamente existencial habla de la conciencia de cómo todo cae, “blanquecino por la bruma, en un constante deshacerse”. Y ese “pero la niebla puede más”, esa fascinación que acerca al yo lírico a “Una ventana cíclica” con su “círculo de soles de locura”, donde no puede dejar de advertir “las cosas orbitadas por los vientos esféricos”. Es la sensibilidad febril del poeta que capta la indefensión humana ante “el futuro que se precipita”. Y esa esperanza ante la estación final es toda una declaración mística. Amo este poema, para releer por su mensaje, para gozar por el deleite de sus sílabas musicales. Gracias por escribir así Irene Marks

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  10. Gracias por este poema. Y hay algo en el ritmo que lo hace más fuerte aún. Abrazo.

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