“Toda yo
alambrada
recogida por
los muslos…”
Gladys
González.
Las púas de la corona
que envuelve mi cuerpo
dejan rastros sangrientos
en la piel.
Los muslos prietos
se llenan de señales.
Soy un abstracto
sin lienzo
que te espera
- muerte –
para liberar la carne,
que cobija mis huesos,
y se desencaja cada
día.
© Griselda Rulfo
Imagen enviada por la autora del poema
la fuerza increíble de tu palabra, tan entera.
ResponderEliminarsusana zazzetti.
IMPOSIBLE no sumarse al comentario de Susana sobre la fuerza ejercida sobre la carne tierna. El ser parece haber sido arrojad0 al duro pavimento por el alambre desgarrador que liberará la carne arañada, rasgada. No sé si este yo vivió siempre alambrado, pero tal vez prefiera el esqueleto desnudo de la muerte. Dolor, de un inocente sin duda, pues está coronado de una manera especial.A la carne la seca el sol. PASIÓN, MUERTE Y EVANESCENCIA. Bello en su filo y extraño en la escritura de una profesora de Educación Física, para la cual la libertad de cuerpo es la salud de su alma. Bello también el intertexto de Gladys. Besos agradecidos
ResponderEliminarFilosas palabras, tiembla cada célula de eesta cobija que llamamos cuerpo...
ResponderEliminarMuy bueno!
Felicidades !!!!
Poema intenso de muchísima fuerza. ¡Muy bello!
ResponderEliminarMe expresa por entero,Gracias!
ResponderEliminarBravo, Griselda!! La palabra precisa es un don en la poesía.. Fabiana León
ResponderEliminarPalabras que liberan a una gran poeta.
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz
wowwww....
ResponderEliminarMe encantó.
besotes muchos.
Cynthia Rascovsky.
Oh, mi querida Griselda, qué profundo y doloroso tu poema, y ese paralelo con lo cristiano...la corona, el dolor, el lienzo...bello
ResponderEliminarTe quiero mucho
Juany Rojas