Amianto
Una vez viajamos lejos
recién nacidos, desnudos
Arrojamos el equipaje
como carroña en el camino.
No era importante el lugar
los kilómetros, el clima
turistas de los paisajes
que aún nos quedaban dentro.
Expediciones a la mentira de salvar algo
en las flechas de avance
sin mirar el retrovisor.
Regresamos sonriendo
novios recuperados
deponiendo los tridentes
hasta el preciso umbral de nuestra casa
hogar de todas las plagas
donde se malversó el fueguito
en los zapatos de amianto
de caminar el infierno.
© Claudia Tejeda
Tu poesía, siempre desprendiendo imágenes maravillosas, haciendo pensar, haciéndonos caminar por el pensamiento.
ResponderEliminarLily Chavez
este recorrido, claudita, tiene kilómetros de ternura, pese al fueguito. tan humnanísima tu palabra, com vos. susana zazzetti.
ResponderEliminarSólido y bello.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Un poema que quiere salvar los sentimientos depositados , un abrazo Maria luisa Marqquez
ResponderEliminartus poesías son tan especiales. Te recorren y te prestan las imágenes maravillosas que siempre tienes
ResponderEliminardelicioso poema!!! aún así lo sentí trágico, duro y trágico... no sé porque. un beso enorme, enorme poeta, gracias por compartirlo, francisco
ResponderEliminar