La tarde
divaga su gris desierto de luces
de calle en calle.
La lluvia deja caer su sordo lenguaje
de ventana en ventana.
Esta tarde
la ciudad está vacía de estrellas
y de oníricos azules.
Mis sueños se hacinan
contra los muros del horizonte
como la lluvia lacia y fría.
En esta tarde
sin signos luminosos
ni ecos musicales
añoro aquel aleteo de palomas
esa confidencia de latidos.
Ritual sagrado
de tu piel y mi piel.
Melodía apasionada
más allá del olvido
y de esta tarde
ausente de amarillos.
© Anny Guerrini
Bellisimo poema Anny. Poeta inmensa
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