Muerte demorada
¿Qué silencio podrá ser este silencio, que frío este frío
que agujerea los labios?
Aquí no hay voces. Sólo pasos solapados en la mitad del
páramo.
El sesgo de la luz acaricia los bordes de la sombra y el
cazador se detiene cuando ve al alce perderse en la curva del horizonte.
Piensa: “¿Estaré en lo cierto al pergeñar la distancia?”. Se baja del trineo.
Las huellas de las botas al clavarse en el hielo lo astillan
y producen figuras azules.
El hombre tiene algo de miedo cuando caen desde el cielo
blanco ráfagas de agua que se convertirán en nieve. Sube al trineo, acelera la
marcha y de cara al paisaje sabe que él también pertenece a la intemperie.
© Estela Barrenechea
Excelente, Estela. El personaje tiene "algo de miedo" pero el lector está discretamente suspendido de terror entre los pasos solapados y ese silencio de soledad y muerte. Muy buen final.
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco