COMO AGUA
DE COLONIA
Cada día
que se va
algún pesar
que se queda;
así es la
suerte del hombre:
agua de río
de arena.
Aledo Luis
Meloni
La vida se
escurre como agua de colonia.
Y entonces
recurrimos al pasado,
a su tejido
minucioso de melancolía,
y el hígado
se vuelve un tanto medieval a pesar nuestro.
Porque la
vida se escabulle como ceniza de pasto
y lo que
vuelve sólo apenas nos contiene.
Existe en
nosotros un porvenir absurdo de cosa efímera,
una
utilidad de muerte que no desciframos por completo.
Tracemos
entonces una suerte de bosquejo a modo de tiempo transcurrido.
Veamos qué
de pauta trágica podemos acribillar con nuestro beso.
Y revisemos
el alfeizar que se derrama secreta y lentamente sobre el mundo.
© Patricia
Díaz Bialet
La fugacidad, lo breve de nuestra existencia. ¡Hermoso poema!
ResponderEliminarAmeno y conciso. Gracias por este poema.
ResponderEliminarNos resta sólo el presente. La vida es una acumulación de instantes, a pesar de ello: seguimos.
ResponderEliminarAbrazos
David Rosales
bella forma de de no poder rescatar la finitud del tiempo. susana zazzetti.
ResponderEliminarUn placer leerte Patricia!
ResponderEliminar"acribillar con nuestro beso"
ResponderEliminarEl primer verso, define
ResponderEliminarfelicitaciones un abrazo de Maria Luisa Márquez
Como en un juego el tiempo se esfuma. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero
No hay recetas, algunos recursos se reiteran pero la paradoja de la fugacidad, nacer para morir no encuentra solución, muy bueno el poema
ResponderEliminarClelia Bercovich
delicioso!!! toda la excistencialidad derramada, como una copa rota sobre un mantel blanco y el malbec tiñendo su desangre!!! realmente delicioso y maravilloso!!! gracias por compartirlo, francisco
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