GÀIDHLIG
Comparto clase de fotografía con un escocés
de los tantos que combatieron en Malvinas.
Atragantado le quedó venir
justo del país contrera en la escaramuza.
Me observa con minuciosa obsesión.
Por el ochenta y dos estallaba la guerra
y yo cumplía nueve.
En el coro del colegio nos hacían entonar
la marcha a las islas.
Las estrofas sabían a quimera marcial.
Entonces, con la colimba todavía obligatoria
los de dieciocho andaban con el corazón en la boca
y sus madres rezaban a cuanto santo más o menos creíble
aconsejaban
con la esperanza de que sus pichones se libraran de ser
carne de cañón.
El primer round arrojó una diz de victoria local
errata mediante
el reino se instalaba en las islas
hasta hoy.
Patriada malentendida empezada por casa.
Rosario de tormentos sucedieron.
Indistinto si las huestes venían del sur o el norte
sí a todos les quedaría sellado el corazón.
Me pregunto si el escocés con quien nos miramos de soslayo
estará tan convencido como yo de que
no existen vencedores ni vencidos,
apenas resabios de amargo desatino.
© Ana Lema
Gracias Gus por leerme y compartirlo! un gusto. Carinos. Ana.
ResponderEliminarCuánto dolor en este tiempo. El mismo que llena tu mente, ocupa pensamientos, relaciona vivencias, crea la poesía.
ResponderEliminarUn abrazo
si bien el poema no es autobiográfico, si es autorreferencial,gracias por tus palabras, un abrazo grande y espero te haya gustado! Ana.
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