Cuando éramos inmortales
no importaba nada. El día podía tener
veinticuatro horas, quince o quizás treinta.
Podíamos dormir media hora,
o dos. Y estábamos espléndidos.
Cuando éramos inmortales
y fatalmente hermosos
la muerte era una palabra lejana, ajena.
Cuando éramos inmortales
brillábamos, amábamos y no teníamos
la menor idea de que nada era para siempre.
Cuando éramos inmortales,
tan bellos, tan erguidos en nosotros mismos,
tan seguros de todo,
y tan hermosamente torpes,
manejábamos el tiempo, porque éramos sus dueños.
Ahora, negociamos. Sólo negociamos.
© Alicia Márquez
Creo que hay que tratar que la negociación no nos borre al niño que llevamos dentro. Alicia una belleza tu poema, beso Alicora.
ResponderEliminar¡ qué aprendizaje de vida!! no quito mis ojos de tusd palabras.
ResponderEliminarsusana zazzetti.
¿Qué elijo, Alicia, o elejiría para algún acápite o algo así?: "tan erguidos en nosotros mismos".
ResponderEliminarrolando
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Me tocó el alma, gracias un abrazo,
ResponderEliminarSilvia Loustau
Antes y ahora: el tiempo! Abrazo, Inés legarreta
ResponderEliminarAhora negociamos, muy cierto, Alicia. Bellísimo poema.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Ahora tenes conciencia. Has transitado el camino de la madurez, del darse cuenta. Otro tiempo. Un descubrimiento sin carabelas. Etapas vividas con orgullo de transitar las,como orgullosos estamos de que existas.
ResponderEliminarMi cariño!!
"Cuando éramos inmortales": así comienza tu poema, bello y que cala en el hueso de la poesía -y de la vida-: el tiempo.
ResponderEliminarEs cierto, cuando niños somos inmortales; ¿qué más pedir?
Felicitaciones y un gran cariño.
Mariano Shifman
Excelente, Alicia. Qué bueno eso de que "éramos dueños del tiempo": todos tuvimos esa equivocada percepción. Me gustó mucho. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarMagistral poema, querida Alicia!!Un abrazo
"eramos dueños del tiempo" Ahora........
ResponderEliminarbello
flora
RE-lindo!!!Melancólica verdad.
ResponderEliminarcariños
Cris