Nadie es dueño del corazón de nadie….
Vírginia
Amado
ni de sus aromas o de sus alas
de sus territorios a fuego y el brindis aromático de la
tarde,
de las regiones comprendidas e incomprendidas de lo que
palpita en el cofre personal de cada uno.
Propiedades de sed o de agua,
llamas que se encienden ya agotadas,
memorias del tiempo que nos indica el rumbo del sol.
Libertad de las cimientes que crecen en lo absoluto de lo
ignorado.
El corazón de todos en el corazón de nadie. Un mismo latir
en las coordenadas del tiempo.
© Víctor Hugo Valledor
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