EL INOCENTE
Y en el ensueño
ya no lucha
las piedras
una por una
le golpean la espalda.
Los otros miran
gozosamente
murmurando sobre mortajas
y epitafios.
Ahora el inocente
recuerda aquel día
cuando su madre,
o un Ángel?
besaron sus manos.
Inertes buscarán
nuevamente la plena luz
antes de llegar a esta tierra,
a este polvo, a esta nada.
© Amalia
M. Abaria
Muchísimas gracias Gustavo por la publicación de este poema que figura en mi libro "El Musgo y la Calma" un abrazo!
ResponderEliminarUn poema completo donde las pocas palabras exaltan la sensibilidad, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty