¿Cuánto hace que convertí a mi intemperie
en una selva sin sol?
"Pequeños pies" penetra la espesura
y espera junto a la poza, un amor que se vuelva canción,
que pueda sorprender a la urgencia,
posada como una lechuza en el palo, atisbando
los secretos de la noche
(una lechuza experta en soledad, sangre de
urgencia).
Durante el día "Pequeños pies" se confía a la luz,
busca en los intersticios un perro guardián
(sus ojos mudos confirmando la vida).
Dibuja con tinta china los mapas de su amor,
no tanto como itinerario sino como esperanza
(carbonilla en sus párpados, carbonilla en sus dedos).
Pero el mundo mantiene sus secretos bajo
cincuenta llaves de titanio, y el mito es
un parasol en el campo de batalla:
una sombra delgada como un abanico cerrado y
obediente
para las ceremonias que deberá aprender.
"Pequeños pies",
formal, crédula, rara como un pájaro prehistórico,
sobrevuela su historia hasta ser atrapada.
La punta de su pluma es el único salto posible:
una rama que cae desde el viento
a un silencio más largo que la noche.
El silencio de todos los pozos, el silencio del
futuro en el grano de arroz.
© Paulina Vinderman
Excelente y profundo. Percibo una novedad en la escritura de esta poeta, un sutil deslizamiento hacia la prosa sin abandonar naturalmente el andar pausado y las imágenes de su bella poesía. Felicitaciones, Elena S. Eyheremendy
ResponderEliminarExcelente y profundo. Percibo una novedad en la escritura de esta poeta, un sutil deslizamiento hacia la prosa sin abandonar naturalmente el andar pausado y las imágenes de su bella poesía. Felicitaciones, Elena S. Eyheremendy
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ResponderEliminarEs un poema que dialogoa consigo mismo, que va creando y recreando sus motivos, muy interesante en verdad.
W.M.