LA SAZÓN DE LAS COSAS
Todo tiene
su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo
tiene su hora. Eclesiastés, 3:1
Hay un
tiempo propicio a cada cosa,
lo dijo
Salomón, en hora amarga.
Hay épocas de alivio, otras de carga;
de herirse
en cardos o gozar la rosa.
Esa voz, que
aún resuena, es pesarosa
para el que
no avanzó; de hiel lo embarga.
¿Podrá
salir, portar su corta adarga
y luchar,
vislumbrando ya la fosa?
Ciertos días
la fe toma las riendas
-o quizá lo
recubre con sus vendas-
y camina,
sin ver, hacia el futuro.
Ciertas
noches no hay dios que lo resguarde.
Y piensa entonces, lúcido y
oscuro:
darse cuenta
es señal de que ya es tarde.
©
Mariano Shifman
Está bueno, Mariano, tu soneto: el título, el desarrollo, el "darse cuenta es señal de que ya es tarde".
ResponderEliminarRolando
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