Equidistancia
Equidistantes son nuestros cuerpos
cerrados por la fatiga del deseo
de un roce amargo,
la oscuridad del silencio
apenas roto en la cercanía del viento,
duermo a tu costado,
un abismo detiene mis manos
ávidas por cercenar el sueño,
donde soy extranjero
la concupiscencia se demora
las sabanas deshilan los últimos suspiros
amanece.
© David Rosales
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