Catanzaro
Me esperabas
Abuela.
Me mirabas
haciéndome saber
que cualquier
camino arduo
encontraría en
tus ojos
un sendero de
muñecas.
Yo cabía en el
hueco de tu mano.
Eso extraño
cuando el ansía
es de andar por
la calle
de ese modo.
Ahora
tus ojos
son ventanas
cerradas
que reposan.
Yo descanso.
No se pierde
lo que siempre se
tuvo.
© María Lanese
Muy hermoso y dulce poema.
ResponderEliminarprecioso, tierno, muy buen final. abracito, maría.
ResponderEliminarHermosa y tierna evocación,María.
ResponderEliminarFelicitaciones y un beso grande
María Rosa León
Fue abrir un viejo álbum y ahí están los ojos, las anos de la Nonna... gracias, aría.
ResponderEliminargracias siempre querido Gustavo. también a todos por los comentarios, hacen mucho bien
ResponderEliminardisculpas, maría. el segundo comemntario me pertenece y vuelvo a leerte. susana zazzetti.
ResponderEliminar"No se pierde/ lo que siempre se tuvo". Doy fe. Y navego en el poema desde mi abuela hasta mi ser abuela hoy...
ResponderEliminarExcelente poema, muy bien delineado. Abrazo. Antonio Pourrere
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