Un poema para Bruno Di Benedetto
Lo dicho, Bruno.
El poema amanece solo
y acostumbra ocultarse entre las nubes;
escorada la tarde,
baja a conversar con la gente
y cuando los sueños no cumplidos se reúnen
suele sentarse en la palma de la mano
a germinar en nosotros,
como un panadero al viento.
© Miguel Oyarzábal
Sí... el poema amanece solo, y germina en nosotros.
ResponderEliminarHermoso poema, leve, luminoso.
ResponderEliminarSilvia
bello. toda mi infancia en " panadero al viento" eso de perseguirlos... susana zazzetti.
ResponderEliminarBello poema. Felicitaciones. Gastón Sequeira
ResponderEliminarMuy bello! Me gustó muchísimo!
ResponderEliminarbello y etéreo como los panaderos
ResponderEliminarUn abrazo Graciela N Barbero
ResponderEliminarComo siempre tus poemas son de una profundidad conmovedora. Gracias.
Un abrazo,
Alicia Márquez
tu infinita delicadeza al decir, Miguel...cómo nos llega y atrapa. Nos tenés en la palma de tu mano.
ResponderEliminarabrazo
claudia tejeda
ResponderEliminarEs tan lindo leerte Miguel, tu poesía siempre me maravilla y me conmueve.
Lily Chavez
Como si fuese esa mano tierra fértil, la palabra escrita quedamente esparce y cuchichea sueños. Hermoso poema.
ResponderEliminarHoy descubro tus poemas, Miguel Oyarzábal. Hermosos. Alguna vez compartimos mi adolescencia y tus sueños, en el lejano Pacheco.
ResponderEliminarNelly Pariani