Nosotros que abandonamos
la tierra de la Cruz por las antípodas del Paraíso.
Nosotros que partimos de la región de los misterios
desnudamos al dios del Sol.
Nosotros los conquistadores
vimos arder las mazorcas y cosechamos la orfandad del ayer.
Desde entonces pululan los gusanos
en los caminos que desbordan en sangre.
Porque el oro no existe
y no se vive sin raíz en la tierra.
Nosotros los conquistadores
develamos las nueve bocas de la muerte.
¿Acaso alguien regresa de la tierra de espejos humeantes?
© Anny Guerrini
Son momentos de gran desolación, orfandad, abandono y pérdida; de desarraigo, los que llegan al leer y repasar sus letras.
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ResponderEliminarMe encantó el final de poema, un interrogante que desencadena un nuevo inicio
Lily Chavez
...y no se vive sin raíz en la tierra ...
ResponderEliminarUn cariño
Un trabajo bello y comprometido. Cariños.
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