Herencia
Quería ser pintora o profesora.
Después conocí a Dylan, a Burroughs,
a Warhol. Fui a la tumba de Morrison,
a lo de Jim, a París, a París. Y no sentí
nada. Después visité a Rimbaud. A Genet.
Al Conde de Lautremont. De pintora pasé
a cantante de rock. Y más tarde al Dakota
a recordar a Lennon. Y a Greg. Y a Fred.
Y a Mapplethorpe. De ahí a estrella
con mi hermano Todd. Años buscando
palabras, queriendo decir de otro modo,
pero no encontré nada, así que vuelvo
a casa. ¡No voy a quedarme parada
sobre las tumbas de esta gente!
© María Teresa Andruetto
ResponderEliminarMaravilloso poema, María Teresa. Un placer leerlo.
Abrazo.
Alicia Márquez
Buscar lo que uno tiene dentro.
ResponderEliminarVivir hasta hallar la punta del ovillo.
Se puede hablar de lo que se conoce, lo que se ha experimentado.
Besos
excelente poema!!
ResponderEliminarmaria del mar
Qué lindo escribís. Besos
ResponderEliminardelicioso!!! gracias por compartirlo, francisco
ResponderEliminarhermoso, bellísimo texto...
ResponderEliminarsoy una entusiasta lectora tuya, algo brilla luego de leerte
norma starke
Buenísimo ese camino por los grandes hasta encontrar el propio.
ResponderEliminarUn abrazo
Graciela N Barbero
Este texto de María Teresa se vuelve emblemático de una generación. Gracias por escribírnoslo.
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