A mi padre
Un hombre bajo Géminis, ávido de sol y estío,
domestica el arroz con leche y los juegos del crepúsculo.
Atalaya de la vida sus ojos océano. Las manos nogal nudo
nido.
Su corazón pradera de ciervos sin cacerías.
Último Quijote adueñado de los vientos con canciones
de ríos y caminos.
Vieja madera que permanece en retoño.
Su pan es el banquete de las aves matinales
y el secreto de la libertad.
© Anny Guerrini
Cuanta ternura en este poema, un saludo
ResponderEliminarSilvia Loustau
Padre Quijote, padre ave, padre libre, yo le agregaría padre con sabiduría; tierna descripción. Un abrazo
ResponderEliminarBetty
Retrato a partir de los hábitos bueños y sencillos que llegan al último verso como producto de los mismos. Un beso, ¨Ana
ResponderEliminarEmociona este poema que recuerda la calidez del padre.
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Hermoso poema para un hermoso padre sin duda,es herencia indeleble.
ResponderEliminarCariños
Juany Rojas