Páginas

15/7/15

Poema de Leonardo Martínez



             Recordando a  Ana Emilia Lahitte           

Ana Emilia no está más
Ana se transformó en tenue vacío
Ana es una rama quebrada del árbol que jamás existió
Ana está perdida en un legajo indescifrable

¡¡Madrecita de los poetas nacidos 
mientras atravesabas el espejo !!
Los premios los poemas las ilustres amistades la generosidad
no importan
Nada importa en líneas generales
Porque en  realidad nos encontramos  aquí para un baile repentino
 haciendo  los desplantes y genuflexiones pertinentes
al tiempo que zozobran los cuerpos que amamos y  nos amaron

Y Ana Emilia perdura
bajo el árbol de los deseos
En una madrugada pasada dejó esta nota
en mi entresueño
‘’la poesía no se cotiza 
ni se negocia
la intriga y la adulación les son ajenas
la poesía es una honda aspiración
nada más que eso
aspiración del cuerpo
hasta su desleidura’’  

Ana Emilia se muestra carnal y transparente
Es  reflejo y a la vez  aliento 
Pronto el destino desatará los nudos
y  marcará el rumbo hacia
vaya usted a saber dónde

La eternidad  no es un frigorífico para conservar los poemas
No sabemos qué es la eternidad
Existe como un anhelo para escapar de los neurosiquiátricos
o de los asilos para ancianos desquiciados
o para desorientar a las parcas

Los poemas y Ana Emilia son ahora corazón del viento
Andan dando vueltas
según el Teuco
por los ultramares neblinosos  
como pájaros bordeando la muerte       
                                                                                                          
Y así continúa todo
rodando ascendiendo sumiéndose

En la beatitud de las sucesiones
la muerte es el  lado cierto del amor
corazón de viento  de la amiga poeta
que de pie ante el instante
  canta el fuego de la centella
 para hundirse después en el lagar oscuro
donde el padre pisa las uvas del futuro vino

Ana Emilia habla
dice
somos una gota del mar de Ulises
Calipso y Circe  Agamenón y Áyax
Príamo y Hécuba Patroclo Aquiles
nos hicieron oler fragmentos de lo perenne
El Egeo bate palmas en la memoria inabarcable
Los viejos continentes perdidos
vierten la esperma de los inicios
y el Ande se encabrita y derrama su alforja  de abuelos
 sobre nuestro ir y venir por los senderos
del Imperio
 Ana Emilia como lámpara de lo desconocido
se pierde en el futuro

Del bosque antiguo quedan sólo chamizas
para sustento de la brasa que se apaga
pero de la alta y radiante belleza
su resplandor inmarcesible     

     © Leonardo Martínez                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               


8 comentarios:

  1. hermosísimo, muy trabajado. adhiero alpensamiento de ana emilia. susana zazzetti.

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias, Leandro, por devolvérnosla y por mostrar a Ana Emilia como lámpara!
    Aplausos y un gran abrazo
    María Rosa León

    ResponderEliminar
  3. Abrazo grande, querido Leonardo, y bello sol de este lado del mundo! jm

    ResponderEliminar
  4. MILAGROS RODRÍGUEZ24 de julio de 2015, 11:40

    HERMOSO HOMENAJE A UNA GRAN POETA!

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno el poema; está Ana Emilia y está la poesía. Gracias. Inés Legarreta

    ResponderEliminar
  6. Lindo homenaje para Ana Emilia, te felicito y lo comparto en sentimiento.
    Abrazos
    Betty

    ResponderEliminar
  7. "no sabemos qué es la eternidad"... una profundísima reflexión que lleva a la querida Ana Emilia de la mano. Abrazo hermano Leonardo. PAOLANTONIO

    ResponderEliminar