EL POETA Y EL RESPLANDOR
Detrás de la noche se levantaba, semejante a una cúpula de
arañas
grises profundamente abrazadas, el árbol que habían
fecundado (llorando
y mordiendo la tierra) las manos del olvido. Un pájaro de
hocico negro
y macilento crecía en las ramas que se alargaban
silenciosas, como un
velo de lluvia en la sombra, junto a las lágrimas, el
petroleo y la sal. De
vez en cuando el pájaro cambiaba su traje y colores de viva
inocencia
nacían entre llamaradas con la fuerza de un grito. La ceniza
estremecíase,
al escuchar esas voces, y convocaba a sus magos, de
transparentes dedos
amarillos. Los magos acudían provistos de lámparas y
sahumerios e
iniciaban el rito de los orígenes. Rodeaban al pájaro,
recogían en incensiarios
de flotantes tornasoles, la luz de las lágrimas y desnudaban
el rayo para
descargarlo con violencia sobre la cara del árbol, que
emitía lentos sonidos
musicales después de perder su resplandor. La liturgia
repitióse varias veces.
El resplandor, en tanto, no sabía a donde ir, porque como
era de noche los
hombres se habían refugiado dentro del sueño, y éste suele
esconder
sus llaves en el cofre secreto que posee el Viejo Océano, de
crespa barbas y
anchurosas espaldas difíciles de escalar.
Vagando y vagando, el resplandor pasaba cerca de los hombres
dormidos, sin
poder penetrar en ellos: los contemplaba un momento,
acariciaba sus párpados
desplegados y seguía su andanza. Pero el poeta que velaba a
la orilla de la lámpara
lo vio en su corazón y le llamó con dulzura. El resplandor
se detuvo un instante,
le besó la frente y se perdió, suspirando, en el aire que
nunca recorren las caravanas.
El poeta sintió que su soledad se poblaba de criaturas
misteriosas, cuyas formas
se apretaban como racimos de fuego algo pálido entre altas
auroras y cabelleras de
climas antiguos. Al día siguente, el poeta refirió a los
hombres, brumosos todavía de
sueño, sonrieron con escepticismo y no le creyeron.
ANTONIO PORCHIA (1886)
extraordinario poeta!!
ResponderEliminarmaria del mar
ResponderEliminarMuy buena elección. Excelente poema.
Gracias.
Alicia Márquez
Un maestro!
ResponderEliminarAntonio Porchia, extraordinario!
ResponderEliminarSencillamente de una filosofía "única", amigo y maestro de Juarroz. Felicito tu elección,
ResponderEliminarabrazo
susana rozas
Gran poesía de un gran poeta.
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