Existe un hermosísimo idioma, cuyas palabras parecen casitas
hechas con hongos. A su lado, palidecen las más bellas letras rúnicas.
Lo descubrí una tarde, y, no, lejos: aquí, nomás mientras
avanzaba entre las boticas de los eucaliptos, a la hora en que las paredes se
colman de estrellas, y desde los árboles y el cielo, caen pastillas y perlas,
vi el idioma, y lo entendí, enseguida, como si siempre, hubiera sido el mío.
MAROSA DI GIORGIO
ResponderEliminarMarosa de Giorgio es absolutamente perfecta. Gran poeta.
Gracias por recordarla.
Alicia Márquez
Merecido reconocimiento a una gran poeta. Gracias, querida Marta por tu lúcida elección.
ResponderEliminarCariños
Elisa Dejistani