NIDO VACÍO
No recuerdo
el nombre de la tela
con que
hicieron aquel día mi vestido
sé que era
liviano
como la
semilla de los cardos en el campo
y que el
viento del despojo
lo llevaba
lejos
elevándolo
por el aire desde mi talle
se iba
en su viaje
inevitable
detrás del
último fragmento
de mi
cuerpo
© Susana
Giraudo
¡ ay, su! ¡¡ este poema!! susana zazzetti.
ResponderEliminarLa levedad de la tela se une a cierta tristeza, qué bello.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Excelente Susana, hay vértigo de imagen y mezcla de dulzura con nostalgia en tu poema.
ResponderEliminarMichou Pourtalé
Bello poema, dedicado a la levedad y la belleza.
ResponderEliminarjorge pablo moreno.
Estupendo poema, con la "levedad del ser". Un gran beso. Isabel Llorca
ResponderEliminarBosco
Hermosísimo y dulce poema, con un final
ResponderEliminarglorioso que hace sentir la levedad del ser.
Muy bueno Susana
Ignacio
Cada palabra da vida y enriquece a este dulce y etéreo poema!
ResponderEliminarHermosooo!
Alicia Corrado Mélin
puedo imaginar esa tela evanescente!
ResponderEliminarbelleza, nostalgia!
abrazo
claudia tejeda
Un momento que quedó allí, en tu recuerdo.
ResponderEliminarBello instante.
Un abrazo
Susana, has logrado capturar ese "instante" bachelardiano, cuando el despojamiento permite entrar en una genuina levedad, es la magia del poema recién nacido. Felicitaciones.
ResponderEliminarElisa Dejistani
Hermoso, Susana! Qué metáfora tan lograda este “viento del despojo” que se lleva los fragmentos de quien fuimos y, al mismo tiempo, qué interesante saber que, una vez elevada en el aire esa tela liviana desde tu talle, hay algo de ella que no pasa, que no termina y de hecho hoy vuelve en tus bellas palabras para seguir diciendo algo distinto, vez a vez. Un cariño!
ResponderEliminarAmalia Zacoutegui
Gracias a todos!los amo!
EliminarMuy bueno, Susana. Saludos.
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